Tras un intenso periodo de talleres de formación y capacitación impartidos por el personal de Ayni a las diferentes asociaciones de mujeres, ha llegado el momento esperado por todos. Entre el 9 y el 20 de octubre se procederá a la estrega de más de 15.000 kg de semilla de papa nativa certificada procedente de Cochabamba, pero, ¿Qué significa esto para los integrantes de las comunidades?,¿Cómo esta acción va a mejorar sus condiciones actuales?, la respuesta aunque evidente es de vital importancia.
Durante siglos la supervivencia de los pueblos andinos ha dependido en gran medida del cultivo de papa. La importancia de este tubérculo dentro de la cultura Aymara se extiende mucho más allá del aspecto puramente alimenticio, la papa representa el regalo de la “Pachamama” a su pueblo y entorno a ella han surgido innumerables ritos y costumbres. Uno de los problemas a los que se enfrentan en la actualidad los herederos de esta cultura ancestral es la mala calidad de sus semillas, el transcurrir de los años ha hecho que sus cultivos contraigan enfermedades (gusanos, apulgaramiento y raquitismo) que se transmiten de una cosecha a la siguiente afectando de igual manera a las papas que utilizan como semilla. La entregar de una nueva semilla de papa nativa certificada significa un nuevo punto de partida para los productores, que podrán obtener una cosecha de mayor calidad y por consiguiente un mejor acceso al mercado lo que se traducirá en mayores ingresos para la comunidad.
La hermana Clementina nos transmite que significa para ella la entrega de una nueva semilla de papa:
“Esta nueva semilla va a traer buena papa, más grande y más sana que la que teníamos años atrás.»
Como se ha mencionado anteriormente, la nueva semilla se entregará a los miembros de las asociaciones de mujeres productoras que previamente han sido formadas en el manejo de la tierra, el cultivo y la elaboración de productos fitosanitarios de origen natural para el control de plagas. Por tanto el beneficio es doble; se obtiene una cosecha más abundante y de mejor calidad y además se empodera a las mujeres dentro de la comunidad haciéndoles partícipes de un acto tan bien considerado socialmente como el manejo del cultivo de papa.
El reparto de la semilla se hace en función de la participación que cada una de las integrantes ha tenido a lo largo del periodo de talleres. Las mujeres que hayan acudido a más de un 70% de los talleres recibirán 50 kg de semilla lo que equivale a una superficie cultivada de más de 400m2 y una producción final de hasta 1Tn. Esto supone que además de asegurar un autoconsumo de calidad para las productoras y sus familias, en el mercado los productores podrán competir por mejores precios, percibiendo mayores beneficios que permitirán incrementar su economía.