Prodean

«ESTA EXPERIENCIA TE AYUDA A ABRIR LOS OJOS Y CONOCER LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS». PAZ GUAJARDO-FAJARDO. VOLUNTARIA DE FUNDACIÓN PRODEAN

Hace unas semanas un grupo de voluntarias viajaron durante sus vacaciones a Camerún para trabajar en la zona gracias al proyecto internacional de Fundación Prodean, No hay futuro sin educación. Hemos dejado pasar unas semanas para que pudieran reincorporarse a sus clases, volver a la normalidad y asentar todo lo vivido, con el objetivo de preguntarles acerca de su experiencia en la zona. Durante esta semana y la próxima os traeremos la experiencia de dos las voluntarias que han hecho trabajo de campo en el colegio Tiama. Comenzamos hoy con la experiencia de Paz Guajardo-Fajardo Paez. Si quieres conocer más acerca de toda la labor que han realizado a través del voluntariado internacional, no puedes perderte su testimonio.

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«ESTA EXPERIENCIA TE AYUDA A ABRIR LOS OJOS Y CONOCER LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS»

Paz Guajardo-Fajardo Páez

Voluntaria Proyecto Internacional No hay futuro sin educación en Camerún de Fundación Prodean.

¿Cuándo conociste la Fundación Prodean?
La conocí hace ya algunos años. Recuerdo que estaba en el colegio y asistimos a una charla informativa donde nos explicaron detenidamente
en qué consistía y los diferentes voluntariados que albergaba.

¿Sabías de la existencia de su voluntariado internacional?
Sí, justo antes de la pandemia, una muy amiga mía iba a realizar el mismo voluntariado al que yo he asistido este verano, pero debido al COVID-19 se detuvieron las actividades y no pudo asistir.

¿Cómo surgió la idea de ir a Camerún a realizar el voluntariado?
Es curioso. Yo me encontraba en Nápoles viviendo mi experiencia Erasmus y, en una video llamada con mi madre, ella me comentó si me gustaría ir de voluntariado a Camerún. Sabía que yo siempre he querido vivir una experiencia como esta: darme a los demás y tener la experiencia en primera persona de todo lo que he podido vivir este verano. Mi respuesta ante tal proposición fue clara y rápida, un sí rotundo del cual a día de hoy puedo decir que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida y que volvería a repetirlo sin pensármelo dos veces.

¿Has participado en una actividad similar antes?
Es verdad que a lo largo de los años he realizado varios voluntariados, pero ninguno como este. El irme a otro continente, con un idioma diferente al nuestro, a un país con tanta pobreza, etc., no lo había hecho antes. También estuve un verano en Lituania, aprovechando que era la Jornada Mundial de la Juventud, pero fue poco tiempo. En los últimos años he realizado varios los voluntariados en residencias de ancianos a pasar tiempo con ellos, jugar o simplemente charlar. También he ido a diferentes comedores sociales a preparar comida a aquellas personas que no tienen suficientes recursos para poder llevarse algo de comida a la boca. Otro de los voluntariados realizados consistía en ir a uno de los barrios más desfavorecidos de Sevilla a dar clases de refuerzos a aquellos niños que necesitan ayuda en lo académico.

Tal vez, el voluntariado que más se asemeje a mi experiencia en Camerún es uno que hice hace algo más de 5 años, en el que aprovechando que íbamos a la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia. Nos fuimos hasta Lituania para allí hacer diferentes tipos de actividades como por ejemplo: ir a una residencia de ancianos y pasar tiempo con ellos, limpiar/pintar casas, asistir a un orfanato y pasar tiempo con los más pequeños, ofreciéndoles nuestro tiempo y cariño.

¿Cuál era el objetivo y la labor que tenías asignada durante el viaje?
Por las mañanas, una vez llegábamos al colegio, mis compañeras y yo teníamos alrededor de 2 horas para reformar el colegio (limpiando, pintando, etc). A las 11.00 horas  los niños llegaban y los agrupábamos por edades para comenzar las diferentes actividades (clases de español, inglés, manualidades, y juegos).  Para dichas clases, realizamos grupos de 3 voluntarias ya que eran muchos los niños que asistían al campamento y de esta forma se nos hacía más fácil llevar a cabo las actividades. Ellas finalizaban alrededor de las 14.00 horas, siendo así, que una vez que los niños se habían marchado, nosotras aprovechábamos para comer algo antes de ponernos otra vez con la reforma del colegio.

Recuerdo que el primer día de campamento esperábamos no más de 30-40 niños y, ante nuestra sorpresa, aparecieron más de 100 niños, esto alteró nuestros planes pero rápidamente nos volvimos a organizar de nuevo las actividades y terminamos el día felices de lo bien que había salido todo y de la cantidad de niños que habían venido. La mejor noticia era que los siguientes días los números de niños iban
aumentando.

¿Durante cuánto tiempo preparaste el viaje y cómo lo hiciste?
Mi vuelta del erasmus fue en el mes de febrero, siendo así que desde mi llegada a Sevilla estuve preparando el viaje a nivel económico, trabajando en todo aquello que podía (clases particulares, cuidando a niños, siendo animadora de niños en diferentes eventos…) para así poder pagarme el viaje.

Por otro lado, mis compañeras y yo, pensábamos diferentes maneras para poder reunir dinero suficiente entre todas y así poder cubrir los gastos, tanto de materiales necesarios como para nuestro propio viaje (vuelos, vacunas, estancia…). Realizamos diferentes eventos como un mercadillo solidario, sorteos, venta de papeletas de lotería… de esta forma conseguimos reunir cierta cantidad de dinero que nos ayudó en gran medida a poder seguir adelante con el viaje.

¿Cómo definirías la situación de los niños en Camerún?
Una de las cosas que más impacto me provocó al llegar a Tiama (colegio que reformamos y donde realizábamos el campamento con los pequeños) y en lo que más pienso tras regresar a España, es en la situación de los niños. Es difícil de explicar. Son muchas las veces que he oído decir a personas que han tenido la oportunidad de estar en países desfavorecidos que la situación de los niños allí es impactante, pero creo que hasta que no he tenido la oportunidad de verlo con mis propios ojos no he sido del todo consciente de ello.
Camerún es un país muy pobre, donde muchos niños no tienen facilidades para cubrir sus necesidades como son por ejemplo: comer, beber, poder ducharse…

Estando allí, nos preguntábamos como podíamos ayudar un poco más a aquellos niños que nos necesitaban, queríamos continuar ayudándoles una vez que nuestra estancia terminase. A medida que avanzaban los días, se nos venían a la cabeza varias ideas, desde pagar la escolarización de un niño durante todo un curso académico hasta plantear un proyecto para que tengan la oportunidad de beber
agua potable.

¿Qué es lo que más te llamó la atención al llegar?
Sin ninguna duda, lo que más llamó mi atención nada más llegar a Camerún fue el caos que se vivía en la ciudad, y la alegría de la gente. Se palpaba que tenían grandes necesidades materiales, pero aun así, no perdían la alegría. Camerún es un país muy pobre, pero las personas son felices, esto sin duda me marcó mucho durante toda mi estancia allí, y a día de hoy, me sigue impresionando mucho.

¿Cómo era vuestro día a día?
Nuestro día a día era agotador porque desde que nos levantábamos teníamos una agenda bastante ocupada, pero siempre nos íbamos a la cama felices, sabíamos que estábamos ayudando un poco a todos estos niños, y eso hacía que tuviésemos un gran sentimiento de gratificación al final del día.

 ¿Cómo fue la relación con los niños?
Esta pregunta es curiosa, porque muchas de nosotras no nos defendíamos del todo bien con el francés, existía una conexión que suplía el lenguaje. Nos ayudábamos de gestos para que nos pudieran entender y nunca hubo problemas para porque además muchos niños hablaban
inglés, un aspecto que ayudaba mucho en nuestra comunicación con ellos. Desde el primer momento los niños nos hicieron muy fácil nuestra estancia en las actividades que les preparamos. Eran unas actividades muy propias para las edades de los niños y eso hizo que todo fluyera con mucha facilidad.

¿Qué es lo que más destacarías de esta experiencia?
De esta experiencia me llevo muchas cosas. En primer lugar, me gustaría destacar a Feli Castellanos, persona de referencia en nuestro voluntariado en Camerún, donde reside. Sin duda, he aprendido grandes lecciones de amor por su parte, de entrega a los demás, eterna sonrisa en la cara, y mucha alegría. Fueron varias las veces que tuve conversaciones profundas con ella, y era impactante como una
persona estaba tan llena de Dios, y te lo hacía notar con solo intercambiar un par de palabras.

Otro aspecto fundamental a destacar son las amigas que me he llevado de esta gran experiencia. Llegamos siendo unas desconocidas entre nosotras, y nos marchamos habiendo hecho muy buenas amistades. Era de admirar las ganas de servir a los demás que tenían, como realizaban cada cosa con una sonrisa en la cara, sin reproches. Tenían ganas de ayudar al prójimo y eso se notaba en el ambiente.
También me llevo un aprendizaje por parte de los más pequeños. Ellos me han enseñado día a día que la felicidad no está en el poseer, que se puede ser feliz sin tener nada, y que la alegría es una virtud esencial en la vida de una persona.

¿Recomendarías a otras jóvenes realizar este tipo de voluntariado?
Sin ninguna duda. Esta experiencia te ayuda a abrir los ojos y ver las necesidades que tienen los demás, lo afortunados que somos, y sobre todo, es que personalmente te llevas tú mucho más de lo que das. Otro punto importante es que te ayuda a hacer un parón en tu vida y ver, realmente qué es lo importante. En nuestro mundo occidental nos enfrascamos en muchas cosas que no llevan a nada y que ni siquiera te hacen crecer. Destacaría también el aprendizaje del desprendimiento no solo de lo personal o material sino de ti, de tu persona.

¿Qué es lo que más te ha gustado de Camerún?
De Camerún me ha gustado todo, desde el caos frenético de la ciudad hasta la alegría con la que viven. Es una cultura totalmente diferente, pero de la cual tendríamos que aprender mucho. Aunque al principio nos costase un poco adaptarnos, aprendimos que allí viven el presente, el ahora, no se preocupan por el mañana, ya que no saben qué les deparará el futuro.

¿Cómo ha sido la relación con las compañeras de viaje?
Como he mencionado anteriormente, mis compañeros han sido una pieza fundamental en esta experiencia. Cada una de nosotras tuvimos la suerte de empezar esta andadura de la mano de alguna amiga nuestra. Sin embargo, desde el primer momento la relación entre todas fue maravillosa, éramos una autentica piña, y nos hemos convertido en grandes amigas.

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